La cocina es un espacio de encuentro social, donde se pone de manifiesto una legendaria tradición oral y en el Festival Petronio Álvarez, “Cocinando en vivo”, la maestra Maura de Caldas, compartió algunos de los secretos de la gastronomía Pacífica.
Como portadora de la tradición culinaria la maestra contó a los asistentes que, de generación en generación, de abuelas a madres, de madres a hijas o de abuelas a nietas se comparten los secretos que encierran las hierbas de azotea, el coco, la cebolla larga, el ají dulce y la uvilla, entre otros, a su milenaria cocina.
La combinación de estos sabores únicos y de bebidas tradicionales, brindan al paladar una experiencia única. Mientras cocinaba y destapaba las ollas, la maestra Maura contó, “antes los hombres no cocinaban, se decía los hombres en la cocina huelen a rila de gallina, las mujeres en el cajón. Ahora, ellos ya pueden cocinar”.
El negro del Pacífico, cuando se iba a trabajar lo hacía cantando, era una forma de olvidar la dureza del trabajo, soportaba la esclavitud a raíz de que todo lo transformaba en canto, “cuando nos estábamos quejando del dolor, siempre lo hacíamos por medio del canto, si estábamos sacando oro, allí estaba el canto; si estábamos lavando la ropa, estábamos cantando así olvidábamos las penas, y lo mismo ocurre con la cocina”, señaló.
A la milenaria tradición que encierra su gastronomía, se suman las bebidas ancestrales, preparadas en la región, el viche (el sumo de la caña dulce) y del cual se derivan otras preparaciones.
En este momento, preparamos un arroz con pescado ahumado, una de las formas de preservación que tenían nuestros antepasados, porque antes no se contaba con neveras, se ahumaban o los secábamos al sol y en la cocción de los platos y su preparación se hacía en leña o carbón.
“El elemento más importante a parte de las hierbas de azotea, es el amor, la alegría y la arrechera con que hacemos las cosas”, concluyó Maura de Caldas y reiteró la invitación a seguir gozando con la magia, la rica sazón y los manjares del Pacífico.
